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"Yo paso de política". O como alimentar parásitos

Posted by alejandrojrico On viernes, 13 de septiembre de 2013 0 comentarios
Yo paso de política  
¿Cuántas veces habéis oído esta frase? Honestamente, no puedo sino sentir una profunda tristeza. Esta frase es el reflejo de la desesperanza política, de la desconfianza total en el sistema. Y lo peor, cada vez se oye más. 


Cada vez más gente pasa de la política.

Cada vez más gente se deja llevar por ese global sentimiento de decepción. ¿Por qué?

La gente de este país ya era consciente, desde siempre, al menos de boquilla, de que la política estaba llena de mangantes, y de que en ese nido de buitres todos miraban para lo suyo. Pero, aunque no se equivocaban, muchos de los que lo sostenían no se percataban del verdadero significado del término. Llamar política a una pantomima con apuesta cerrada cuatrienal, es como llamar democracia a nuestro sistema actual. Uno puede “pasar” de la política, pero la política no pasa de nosotros. Uno puede ser un eremita y un misántropo, o demasiado cool para relacionarse, pero sin convertirse en un gilipollas, que es en lo que nos convertimos al creer que podemos mantenernos al margen “eso no va conmigo”. Os contaré un secreto: La política va contigo siempre.


Para hacer política no hay que esperar, y no hay que reservarse a mañana para ver un país hundido. Hoy ya lo está. La justicia no funciona, y la que funciona se ha legislado para reprimir. La sanidad pública empeora por días en favor de un nuevo modelo de salud estafa. El acceso a la educación está restringido. Se ha acabado con la protección social.



El que trabaja por cuenta ajena lo hace con miedo y sumisión, y el que lo hace por cuenta propia ya no sabe si mañana volverá a abrir. Las pensiones han perdido poder adquisitivo y pronto perderán mucho más. Y no solo no vamos a ver cómo todo esto mejora, sino que no sabemos en qué parte del precipicio estamos, pero aún estamos cayendo, y ya nos han advertido por activa y por pasiva que la vida no volvería a ser como era (como si lo anterior fuera el paraíso).



La política se hace aprendiendo, interviniendo en la sociedad, en tu entorno. Se hace queriendo saber qué piensan los demás al respecto, y preguntando, y siendo presuntamente impertinente. Se hace desde el debate, desde el diálogo, desde la indignación. Pero no contra los mangantes que ocupan cargos, sino con el que se sienta enfrente, comparte una caña, o trabaja al lado.


Puede que no sea cómodo o agradable, puede que no sea moderno, ni vaya con nuestro estilo de vida independiente y metropolitano, pero eso es la política, es lo que no quieren que hagas, y es lo que puede hacer que tu vida sea digna.



Está claro, nuestro desánimo es su éxito.  En una democracia, el presidente, ministro, representante, diputado, alcalde, concejal... Todo político debe estar bajo las órdenes y el control de su población, pues son estos sus verdaderos soberanos.  Y esto no se consigue ni con opacidad ni con esta escasa democracia. Pero sobretodo no se consigue con la baja participación en política de la ciudadanía. El voto en blanco, el nulo y el "no-votar" está subiendo como la espuma. Y, aunque comparto perfectamente esa decepción política que lleva a los ciudadanos a esto, debo insistir en que de esta forma solo renunciamos a nuestro derecho democrático, a nuestro poder.



El problema no entiende de ideologías


Tendemos a enfrentarnos, a culparnos entre nosotros. "La crisis económica es una consecuencia inevitable del capitalismo",  "El desastre económico de españa es culpa del despilfarro de los socialistas", etc.

  • Unos piensan que el modelo económico ideal consiste en dar libertad a las empresas para aumentar su competitividad, su productividad, agrandar sus beneficios y que así tengan la necesidad de contratar a más gente con lo que disminuirá el paro. 
  • Otros, sin embargo, piensan que dar demasiada libertad a las empresas y animarlas a ser competitivas solo conseguirá que actúen sin ética social, que exploten más a los trabajadores reduciendo sus derechos laborales y aumentar la diferencia de clases; con lo que apuestan por un sistema de empresas públicos.
En un debate enriquecedor e interesante podríamos dedicarnos a discutir cual de los dos sistemas es más adecuando en y cuanta medida. Estos debates son sanos y son necesarios. Esta discrepancia de opiniones y de posturas no debe ser objeto de odio irracional, ni de dogmatismo, al contrario. Ambas posturas son respetables y dignas de estudio.

Lo que no es respetable, ni tolerable es esta pantomima bipartidista que se ha instaurado en España. Que ni un modelo ni otro, ni una postura ni la contraria. 

  • Tenemos, por una parte, al PSOE defendiendo la empresa pública, y las subvenciones a los trabajadores. Precioso. Luego la realidad es que la empresa pública la transforma en un monopolio que malvende a sus colegas (Galerías preciado/Corte Inglés, Gas Natural, Telefónica, etc.) y que esas subvenciones se las reparten  entre los propios integrantes y no a los necesitados trabajadores (Caso ERE). Definitivamente descorazonador, entonces ¿depositamos nuestra confianza en el PP?

  • Pues lo que nos encontraremos es más de lo mismo. Tendremos al PP defendiendo la libre competencia, la privatización como modelo mas sostenible y los bajos impuestos. Precioso también. La realidad que nos encontramos después es que esa competencia no es tan libre, pues se conceden contratos de obra pública a empresas afines al PP a cambio de cuestionables donaciones (caso Gürtel, caso Bárcenas), vemos que malvenden empresas públicas como proceso de privatización mientras el estado sigue corriendo con los gastos, operación que resulta absolutamente derrochadora. Mientras el resto de empresas deben lidiar con uno de los sistemas burocráticos más complicados de Europa. No sin olvidarnos de que la bajada de impuestos solo se producirá en las grandes fortunas y herencias. NO en ayudas fiscales para la contratación (como podría ser reducir los impuestos para contratar personal, reduciendo el paro) NO bajan los impuestos indirectos (como IVA) los cuales pesan muchísimo sobre el consumidor medio, etc.

No se trata de las bondades y maldades de un modelo u otro. Se trata de darnos cuenta que el PPSOE está prostituyendo las ideologías políticas.

Ambos partidos mayoritarios están salpicados en casos de corrupción, ambos han faltado a sus promesas electorales, ambos han obtenido un beneficio personal para sus dirigentes por delante del beneficio general.

Su "enemistad" no es más que un juego para hacer que nos peleemos entre nosotros. La estrategia del "tú más" es ridícula. ¡Me da igual quien de los dos es más corrupto! Solo sé que ambos lo son.




Esta perla es de IU. Ha enchufado a 200 personas en un ayuntamiento de 400 empleados que suponen el 70% el gasto público del ayuntamiento.


Insisto, el problema no es ideológico, el problema es la falta de transparencia y de democracia directa. No es un problema de quitar a unos o a otros, es el sistema lo que falla. Aquí os dejo un enlace con 104 enchufados de todo signo político, una lista vergonzosa.

Si no nos preocupamos por la política, alimentamos esta clase de parásitos. Y no hace falta decir que en españa los tenemos gordos y lustrosos.

"¿Por qué me interesa tanto la política? Si pudiera responder de una forma muy sencilla, diría lo siguiente: ¿por qué no debería interesarme?
Es decir, qué ceguera, qué sordera, qué densidad de ideología debería cargar para evitar el interés por lo que probablemente sea el tema más crucial de nuestra existencia, esto es, la sociedad en la que vivimos, las relaciones económicas dentro de las que funciona y el sistema de poder que define las maneras, lo permitido y lo prohibido de nuestra conducta.
Después de todo, la esencia de nuestra vida consiste en el funcionamiento político de la sociedad en la que nos encontramos.
De modo que no puedo responder a la pregunta acerca de por qué me interesa; sólo podría responder mediante la pregunta respecto de cómo podría no interesarme (...) No estar interesado por la política es lo que constituye un problema. De modo que, en lugar de preguntarme a mí, debería preguntarle a alguien que no esté interesado por la política y entonces su pregunta tendría un fundamento sólido, y usted tendría todo el derecho de gritar enfurecido ¿Por qué no te interesa la política?"

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